Llevo tres días soñando contigo. Al despertar, lo primero que hago es correr a la ducha para separarme de tu recuerdo, pegajoso como una chuche de esas dulzarronas que tanto me empalagan. Me froto fuerte, pero te me cuelas por todos los resquicios y termino mojándome también por dentro.
Debería hacer algo para resguardarme del diluvio y no seguir empapándome de ti. Lo sé. Pero es que yo, cuando encuentro agua como la que tú emanas, en vez de olvidarme de beber, solo sé correr hacia ella.
Precioso. Pura poesía. Me ha encantado.
ResponderEliminarMil gracias, Mayti.
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