lunes, 12 de mayo de 2014

A-tormenta



Llevo tres días soñando contigo. Al despertar, lo primero que hago es correr a la ducha para separarme de tu recuerdo, pegajoso como una chuche de esas dulzarronas que tanto me empalagan. Me froto fuerte, pero te me cuelas por todos los resquicios y termino mojándome también por dentro. 

Debería hacer algo para resguardarme del diluvio y no seguir empapándome de ti. Lo sé. Pero es que yo, cuando encuentro agua como la que tú emanas, en vez de olvidarme de beber, solo sé correr hacia ella. 

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