Cuando la luz engaña
Cada día, durante unos segundos, la luz se abraza fuerte a nuestro mundo, araña los edificios como quien quisiera salir de un pozo. De repente es consciente de que se le acaba su tiempo. Sabe que está quemando su último cartucho.
Se cuela por una ventana, en un intento desesperado de quedarse ahí, acurrucada junto a esa mujer que lee un poema en el sofá. "Y miraré las nubes sin pensar que te quiero", dicen los versos. La mujer desea mirar al cielo de esa manera. Y ambas, la luz y la mujer (quién sabe si será Luz) se engañan. Una pensando que se quedará, la otra creyendo que podrá olvidar. Sin darse cuenta de que la noche está aquí y para todo eso ya es tarde.
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