Nadie oye nada tras esta puerta, pero suenan voces.
Hay una, dulce y charra, que se escapa deprisa cuando toca el timbre y se emociona en bajito porque siempre sabe estar.
Otra, va y viene porque... eggque es viajera y suena a mujer madura aunque recién empieza a caminar.
La tercera, aquí se oye solo a ratos, pero en mi coche sigue sonando, certera, cálida, luminosa... ¡Y lo que sonará!
La cuarta voz es la mía, la que dicen que habla mucho.
No se la oye. Creo que ha ido a cerrar con llave. Para que lo compartido no se lo lleve el aire.