viernes, 13 de septiembre de 2019

Domingo de ramos


No creo en un dios con nombre. Ni en uno a secas. Tampoco en magias ocultas. Pero cada domingo de ramos, mi madre me dice que me trae suerte. Yo coloco un trozo en la entrada de casa y otro en mi coche. Porque lo que me trae en realidad es casa, abuela, nosotras, hogar. No recuerdo que la abuela hiciese el ritual de los ramos en vida, aunque mi madre diga que sí. Lo que recuerdo es el olor de su pelo, su risa cuando contaba anécdotas, cómo cogía mi mano para que me durmiese tranquila, la cantidad de veces que me intentaba calmar con ese "Inesita, con lo buena que tú eres, no te enfades tanto", cuando yo, adolescente insoportable, me enfadaba con mi madre. Y recuerdo el día que se fue. Hace hoy 9 años. Mi primer curso. Cuanto más pasa, más la pienso. Creo que le gustaría la mujer que ahora soy. Por eso me quedo con los ramos. Porque al mirarlos, ella está

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