Cuando cumplas 43, serás profesora en ese instituto que tienes frente a ti. Y te parecerá que no ha pasado el tiempo ni has cambiado apenas. La palabra infinito te producirá la misma angustia, el azul siempre será tu favorito, los domingos te dará miedo dormir, bailar será refugio y éxtasis y seguirás odiando que te toquen la cabeza.
Cuando cumplas 43, también serás otra persona y mirarás tu vida desde ángulos recién estrenados. Tu mundo se volverá relativo, violeta, complejo, lejano, íntimo, indulgente...
Y ese cumple que todo el mundo dirá que es especial por caer en día capicúa, lo será en realidad por un palíndromo. Porque por fin sabrás que RECONOCERSE ES (sobre todo) RECONOCER.
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