Se abre el telón cada día y de sobra conozco mi texto. Hace 36 años que represento mi función. Cada frase, cada pausa, la entonación requerida y los gestos adecuados. Podría representar mi papel en esta obra a la perfección, pero solo lo bordo en los ensayos y cuando el foco me alumbra, me abandono a la improvisación.
Y a veces ni siquiera eso.
Porque entiendo a mi personaje, pero solo en teoría.
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