Hay personas que se te cuelan tan adentro que ponen tu vida del revés. Entonces, hasta las palabras se dan la vuelta y nos conducen de la mano a la locura. Son personas a las que te gustaría susurrarles: sáname, es fácil, solo tienes que compartir conmigo lo que emanas. O más sencillo aún, déjame asir tu risa, disfrutar contigo mientras robas el sabor de las cosas, quítame estos aires de persona seria y subamos juntos a la más alta rama, esa en la que podemos amar.
Pero las personas no estamos hechas para vivir cabeza abajo
y cuando esto pasa hacemos lo que sea (incluso orar aunque en algunos sea un hábito
raro) para lograr colocarnos de nuevo en pie. Y gritamos fuerte
a eso que nos atrapa: aparta de una vez y deja que mis pies se posen.