lunes, 12 de mayo de 2014

Reencuentro


Texto escrito para el taller "Móntate una escena" del blog Literautas con el requisito de comenzar por "me giré al escuchar sus pasos" y terminar con "cerré los ojos, incapaz de seguir mirando".  

La foto es la primera que instagrameé, sin saber que terminaría transformando mi mirada y acabaría escribiendo mis instantes #benditoinstagram que descubres pasiones...

Me giré al escuchar sus pasos.

Aunque él pretendía acercarse en silencio, mi cuerpo estaba alerta, en la línea de salida, dispuesto todo él a recoger ese abrazo deseado desde hacía meses. Horas y horas de chats nocturnos, whatsapps de ida y vuelta llenando mis días, me gustas en Facebook que no mitigan el deseo por lo mucho que me gustas, palabras escritas por todos los cauces posibles, releídas mientras espero el metro o en las noches de insomnio, cuando el tiempo se detiene y puedo encontrarte ahí, dentro de la pantalla, viviendo en las frases escritas horas o días antes. Y esa despedida que tantas veces repetiste. "No lo escribo porque es demasiado fuerte. Igual te rompo el ordenador, pero ya lo sabes…" Sí, lo sé. Yo también te quiero.

Me giré al escuchar sus pasos.

Ansiosa por dejar de sentirme un animal hambriento, por aplacar la sed en su boca, por disfrutar el calor de ese cuerpo, convertido ahora en un recuerdo imaginado en todas esas noches de calor solitario, soñándole entre mis piernas y dibujándole con mis dedos dentro de mí. "No lo escribo porque es demasiado fuerte. Igual te rompo el ordenador, pero ya lo sabes…"

Me giré al escuchar sus pasos.

Convencida de encontrar alojados en su mirada todos esos ¿estás ahí?, tengo ganas de verte, ¿puedes conectarte?, te echo de menos, si te tuviera aquí ahora no sabes lo que te haría… Sabiendo que cada uno de los minutos que no habíamos estado juntos aparecerían en sus ojos, transformados en un océano de deseo incontenible, que, por fin, iba a romperse en olas sobre mí. Iba a mojarme, primero en el andén, con besos y lágrimas y después en la cama."No lo escribo porque es demasiado fuerte. Igual te rompo el ordenador, pero ya lo sabes…"

Pero sus ojos mostraron solo un mar en calma, más bien un lago oscuro y sombrío, sin oleaje, sin vida, sin luz, y no hizo falta que sus labios dijeran nada porque ya estaban los ojos para hacer el trabajo sucio… "No lo he escrito, porque es demasiado fuerte. Igual te rompo el corazón, porque ahora ya lo sabes…"

….me rompí en pedazos y …
Cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.

3 comentarios:

  1. Madre mía y tú ¿no confías en cómo escribes? Pues lo haces de p... madre. A mí me ha recorrido un escalofrío conforme iba leyendo el relato. Qué fácil lo pones para sentirse en tu piel (no sé hasta qué punto es autobiográfico ;-) o en la piel de la protagonista. Chapó.

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  3. No, no confío. No sé salir de puras emociones, no hay acción y me repito siempre. Solo hablo de historias de amor. Pero, de verdad, muchísimas gracias. Siempre me ha gustado escribir pero lo he hecho poco y publicarlo en el blog me fuerza a hacerlo. Es todo un ejercicio de reafirmación personal y abandono de complejos, la verdad. Me encanta, no sabes cuánto, haberte hecho sentir. Siempre hay algo de autobiografía en las historias de amor, ¿no? Pero apenas una pizca en este caso ;)

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