viernes, 13 de septiembre de 2019

De azar y finales


Apenas queda gente en la facultad. Tan vendido está el pescado, dice el del bar, que te invito al café. Me gustan estos guiños del azar porque le hemos pagado antes uno de más, por error. Ahora estamos en paz, pero no se lo digo. Me gusta que me invite. Hace años que nos saludamos por la calle sin saber quiénes somos.
Mientras tomo el café, me veo en la biblioteca de enfrente, donde viví el año pasado todas esas horas. Y pienso en estos dos últimos cursos. En el azar. En los finales... Y, por un momento, la tarde se pone áspera


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