lunes, 27 de abril de 2020


Si fuese un camaleón no me dolería. Transformaría mi piel en material no poroso. A prueba de palabras. Impermeable al llanto.
Si fuese una persona camaleónica, adoptaría, según el diccionario, la actitud mas ventajosa. No pensaría que quizá esto sea el ensayo para algo peor, que el planeta lleva tiempo avisando y no escuchamos. No tendría miedo por gente que no conozco ni conoceré. Ni iría soltando lágrimas por todo, ni dejaría que me emocionase un poema compartido o un mensaje de cariño. Si no fuese una persona, iría a su casa, sin peligro y veríamos juntas la novela. Y me quedaría a cenar con ella.
Si hoy no estuviese triste, con esa culpa de quien siente que no tiene derecho a dolerse cuando otros sufren de veras, esto podría haber sido un relato, pero no da para más.
Se pasará. Todo pasa.

El de mi hermana:

No encontraba sentido a aquel planeta sin color. La vida sin cromas no tiene sentido para un camaleón. Con una lágrima en los ojos echó la vista atrás y se despidió de su tierra para siempre en busca de nuevas tonalidades.

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