lunes, 27 de abril de 2020




Tenía que estar allí. En la última montaña, la única que quedaba en pie. Meses enteros registrando aquel almacén y por fin iba a encontrarlo. La última caja. Ya era suya. Se detuvo un momento. Saboreando el instante previo al goce. La nieve comenzó a caer fuera, ralentizando la realidad como solo ella sabe hacerlo. Acompañando la dulce espera.
Nadie jamás se había sentido tan payaso como él al abrir la tapa. Nadie había experimentado nunca una soledad como aquella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario